Aquí os dejo unos chistes muy buenos.
Era una chica tan presumida tan presumida tan presumida, que cuando se miraba al espejo, aplaudía.
Era una mujer que le dice a su marido: -Cariño, mira, el vecino cuando llega a casa le da un beso a su mujer. A esto responde el marido: -Si ya lo intento, pero cuando le voy a dar un beso me da un guantazo.
Estaba un mudo pidiendo en la esquina de una calle. Pasa un hombre y le dice: -Oiga, ¿usted no sabrá donde está el ciego que viene aquí a pedir?
-Pues es que esta enfermo y le estoy sustituyendo.
Y aquí una historia.
Era se una vez un chicle que se creó en la fábrica Trident, se llamaba Fresin, y naturalmente era de fresa. Un día, mientras estaba en su bolsa correspondiente, lo cargaron en el camión. El camión fue a una tienda llamada: “La Tienda de las Chuches”. Allí, lo pusieron al lado de un caramelo llamado Sugustin. Se hicieron muy amigos y pasaron muchas horas juntos, hasta que… un niños entró en la tienda. – Eduardo, ponme un chicle de Trident de fresa y un sugus de cualquier sabor.-dijo el niño. Eduardo, el dependiente, metió la mano en la caja de chicles y cogió a Fresin, después metió la mano en la caja de los sugus, y cogió a Sugustin.
El niño salió de la tienda y corrió a su casa. Cuando llegó, el niño subió a su habitación, y cogió al Fresin y lo desenvolvió. Fresin temblaba de miedo, mientras el niño se lo dirigía lentamente hacia su boca. El niño se lo metió en la boca y justo cuando iba a mascarlo, Fresin se estiró y se enganchó en los dientes del niño, impidiendo que este mascara. Mientras, Sugustin, se había desenvuelto de su envoltura y se había montado en un coche teleredigído. –Salta, y entra en el coche.-dijo Sugustin. Fresin obedeció y entró en el coche rápidamente. Sugustin arrancó el coche y consiguieron huir y salir de la casa del niño. Fuera de la casa, decidieron irse con el coche a otro lugar, como Texas, para vivir en paz, sin temor a que nadie les comiera, y poder tomar el Sol y así lo hicieron. Al cabo de unos meses, Fresin, se convirtió en un chicle de mora, por los rayos potentes del Sol, y Sugustin se convirtió en gelatina de naranja, pero él era feliz así.
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