Humor de Manuel

Aquí os dejo unos chistes muy buenos.

Era una chica tan presumida tan presumida tan presumida, que cuando se miraba al espejo, aplaudía.

Era una mujer que le dice a su marido: -Cariño, mira, el vecino cuando llega a casa le da un beso a su mujer. A esto responde el marido: -Si ya lo intento, pero cuando le voy a dar un beso me da un guantazo.

Estaba un mudo pidiendo en la esquina de una calle. Pasa un hombre y le dice: -Oiga, ¿usted no sabrá donde está el ciego que viene aquí a pedir?
-Pues es que esta enfermo y le estoy sustituyendo.


Y aquí una historia.

Era se una vez un chicle que se creó en la fábrica Trident, se llamaba Fresin, y naturalmente era de fresa. Un día, mientras estaba en su bolsa correspondiente, lo cargaron en el camión. El camión fue a una tienda llamada: “La Tienda de las Chuches”. Allí, lo pusieron al lado de un caramelo llamado Sugustin. Se hicieron muy amigos y pasaron muchas horas juntos, hasta que… un niños entró en la tienda. – Eduardo, ponme un chicle de Trident de fresa y un sugus de cualquier sabor.-dijo el niño. Eduardo, el dependiente, metió la mano en la caja de chicles y cogió a Fresin, después metió la mano en la caja de los sugus, y cogió a Sugustin.
El niño salió de la tienda y corrió a su casa. Cuando llegó, el niño subió a su habitación, y cogió al Fresin y lo desenvolvió. Fresin temblaba de miedo, mientras el niño se lo dirigía lentamente hacia su boca. El niño se lo metió en la boca y justo cuando iba a mascarlo, Fresin se estiró y se enganchó en los dientes del niño, impidiendo que este mascara. Mientras, Sugustin, se había desenvuelto de su envoltura y se había montado en un coche teleredigído. –Salta, y entra en el coche.-dijo Sugustin. Fresin obedeció y entró en el coche rápidamente. Sugustin arrancó el coche y consiguieron huir y salir de la casa del niño. Fuera de la casa, decidieron irse con el coche a otro lugar, como Texas, para vivir en paz, sin temor a que nadie les comiera, y poder tomar el Sol y así lo hicieron. Al cabo de unos meses, Fresin, se convirtió en un chicle de mora, por los rayos potentes del Sol, y Sugustin se convirtió en gelatina de naranja, pero él era feliz así.

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